Actividad, dinamismo, vitalidad. Los tres adjetivos definen el fitness. Todos los que lo practiquen se sentirán identificados con estas palabras, pero... de donde viene tanta energía? La clave, además del ejercicio constate, es una correcta limentación.

Los alimentos nos proporcionan la energía necesaria para nuestra actividad diaria, según la intensidad y la duración de nuestros entrenamientos deberemos comer una u otra cosa. Siempre buscando ese equilibrio entre lo que comemos y lo que consumimos. La alimentación debe ser variada y no debemos prescindir de ningún alimento, incluso una pequeña cantidad de grasa es necesaria. Sin embargo, en lo que más nos debemos fijar y controlar es en la cantidad de hidratos de carbono y de proteínas.

Siempre debemos concentrar la mayor cantidad de hidratos de carbono entre el desayuno y la comida, mientras que las proteínas las debemos incluir en todas las comidas aunque en menor cantidad. Si queremos aumentar la musculatura deberemos incrementar la cantidad de proteínas y si vamos ha hacer un entrenamiento de larga duración, aumentaremos los hidratos de carbono.

Siguiendo unas pautas muy simples podemos evitar los mareos y desfallecimientos provocados por el esfuerzo y la mala alimentación.